agentes desinfectantes y productos desechables. Pero después, en las diferentes salas de tratamiento, se necesitan solo pequeñas cantidades de los diferentes productos. Es decir, se trasvasan a contenedores más pequeños. Y precisamente en este proceso se producen muchas de las fuentes de errores más habituales. Ejemplos típicos son, por ejemplo, los botes y botellas no etiquetados de los que ningún empleado conoce ya el contenido; productos embotellados en botellas de bebidas, puntas de gutapercha o puntillas de papel de diferentes tamaños que se rellenan una y otra vez sin anotar la fecha de caducidad. Algo que no debería hacerse en ningún caso es, por ejemplo, el rellenado de alginato en contenedores que aún no están completamente vacíos y, por tanto, sin una limpieza previa del propio contenedor. Estas cuestiones, en caso de que se realizara una inspección de la consulta, podrían provocar problemas. Pero, sin embargo, las fuentes de error se pueden corregir fácilmente y con poco esfuerzo. En general, no hay nada en contra de, por ejemplo, embotellar en pequeñas cantidades agentes desinfectantes procedentes de grandes contenedores si se respetan una serie de principios. Para empezar, en caso de trasvasar agentes desinfectantes se debe utilizar el correspondiente equipamiento de protección. Es importante utilizar un contenedor adecuado para el embotellado. Para los productos químicos, como los agentes desinfectantes, es aconsejable utilizar los contenedores que propone el fabricante. Los contenedores para alimentos, como las botellas de bebidas, no deben utilizarse. No debe olvidarse etiquetar el contenedor correctamente.

Para ello, hay que anotar:

  • el nombre del preparado
  • la fecha del embotellado
  • el nombre del empleado responsable del embotellado
  • el número de lote (LOT)
  • la fecha de caducidad

Para ello, hay etiquetas preimpresas adecuadas. Estas, según las indicaciones correspondientes, también pueden lavarse y aligeran la carga de trabajo. Algunos productores de agentes desinfectantes (por ejemplo, DÜRR DENTAL) suministran estas etiquetas directamente junto con los pedidos. También es crítico el envasado de materiales en jeringuillas desechables no etiquetadas de uso a corto plazo que se almacenan en el refrigerador para, por ejemplo, el lavado del conducto radicular. Si estas no se utilizan, tras unos días nadie sabe ya qué contienen. Quien utiliza contendores adecuados, prestará atención a realizar el etiquetado correcto y cumplimentará de la mejor manera la documentación adicional del sistema de gestión de calidad. Quien desee ir un poco más allá, inspeccionará el almacén o el sótano de la consulta. Estos son los lugares ideales para contenedores de deshechos no etiquetados. Suelen almacenarse allí soluciones de revelado para radiografías, remanentes de amalgama, radiografías y placas radiográficas o residuos de medicamentos. Todos desechos peligrosos que fácilmente tienden a gestionarse según el principio "ojos que no ven, corazón que no siente" y que, como muestra la experiencia, llegan a almacenarse durante años. Y luego, cuando la consulta se muda o cambia de propietario, nos encontramos ante el rompecabezas de los contendores de desechos peligrosos no etiquetados.