A esto hay que añadir que cada vez más habitualmente en las inspecciones de las consultas se requieren instrucciones de trabajo especiales para pacientes con infecciones. Solo por esto ya vale la pena reaccionar ya que el esfuerzo que requiere producir y aplicar estas instrucciones de trabajo es relativamente pequeño.

En general, se recomienda realizar la anamnesis al menos una vez al año y, en consultas donde se practique la cirugía, dos veces al año. En la ficha del paciente puede indicarse si se trata de un paciente que ha sufrido infecciones, por ejemplo, mediante un código de color. También los programas habituales de gestión de los pacientes ofrecen las correspondientes opciones de visualización.

El peligro de contagio principal en el caso de pacientes con infección procede de las manos y de los aerosoles. La nube de aerosol se encuentra en un radio de hasta dos metros alrededor de la boca del paciente y las bacterias y virus que se encuentran en ella pueden detectarse en la atmósfera hasta durante 15 minutos. Por ello, durante el tratamiento, debe prestarse mucha atención a aplicar una buena tecnología de aspiración y a utilizar cánulas mayores con una potencia de aspiración superior. En ningún caso debe llevar a cabo la intervención una sola persona – ni siquiera en la fase de profilaxia. Se aconseja trabajar con un asistente que domine la tecnología de aspiración.

También es muy aconsejable realizar antes del tratamiento una antisepsis oral (por ejemplo con » OD 600 de Dürr Dental) para reducir la flora microbiana en la saliva. Así se reduce también la concentración de agentes patógenos en el aerosol.

Como equipamiento de protección personal durante el tratamiento de pacientes con infecciones pueden incluirse los guantes estériles, ropa de protección larga, que debe depurarse después de haber tratado al paciente, o ropa desechable adecuada. La mascarilla de protección (clase de protección FFP2) debe cambiarse por principio con los pacientes que sufren infecciones. También es recomendable una protección del cabello (cofia), gafas de protección con protección lateral o una visera (también hay soluciones elegantes para personas que necesitan gafas).

Desde el punto de vista de la organización, debe prestarse atención a que las superficies en la sala de tratamiento estén completamente libres y a que los carritos se hayan sacado de la sala. Tras el tratamiento de un paciente que sufre una infección, no solo se recomienda realizar una desinfección de todas las superficies, sino también del suelo.

Además, el tratamiento de este grupo de pacientes podría llevarse a cabo en determinadas franjas horarias, si es posible, durante las últimas horas de consulta. Así, el paciente puede ser atendido sin sufrir el estrés que supone una sala de espera llena. Si esto no fuera posible, es aconsejable ventilar bien la sala tras el tratamiento y esperar un cierto tiempo antes de recibir al siguiente paciente.

Por supuesto, puede argumentarse que estas medidas higiénicas deberían adoptarse con todos los pacientes. Los pacientes podrían traer consigo infecciones y no saberlo en absoluto. Por ello, es siempre conveniente estar adecuadamente preparado.

Puede aplicarse un lema a todos los pacientes, sin importar sin son de riesgo o no: peligro reconocido, peligro conjurado.